A mi hijo (Carta #9)
Mi querido Noah,
A veces todavía te digo “mi bebé”, aunque tú ya bien sabes que no lo eres. Te aferras con orgullo a ser un niño grande, y cómo no, si te lo has ganado con creces. En estos últimos meses hemos empezado a ver más de ti, de tu carácter, de esa forma tan tuya de ser, y me emociona pensar en la persona en la que te estás convirtiendo.
Cada día haces algo nuevo. Ya vas solo a la cocina, abres el refri buscando algo de comer como si nada, y hasta quieres ir solo al baño, aunque todavía vamos contigo —por si acaso. Y yo ya empiezo a sentir que no falta mucho para que nos pidas tu propia cama, tu espacio. Aunque la verdad, dormir los tres apretados sigue siendo uno de los momentos más bonitos del día. Yo hago como que me quejo, pero me encanta tenerte cerca, escuchar tu respiración mientras dormimos los tres juntitos.
Me da tanta alegría verte hablar más con la familia, y escuchar como nos dices que mamá y papá somos tus mejores amigos del mundo —sobre todo después de esas batallas de almohadas y los brincos en la "alberca" de cojines que armamos en la sala. Son momentos que parecen simples, pero que para mí se quedan grabados.
Todo de ti me gusta, incluso cuando nos haces enojar un poquito con tus travesuras y tu carácter fuerte. Eres rebelde, sí, pero también eres un niño noble, con un corazón enorme. Tu mamá está haciendo un trabajo increíble contigo. Yo a veces me paso de permisivo, lo sé, y por eso ella me regaña. Pero ahí voy, aprendiendo también.
Te amamos muchísimo, flaquito. Aquí seguimos, siempre para ti. Ser tu papá ha sido lo más increíble que me ha pasado.
Con todo mi amor,
Amigo Papá
Comentarios
Publicar un comentario