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La invención del amor, José Ovejero
[…] «Dentro de diez años, ¿qué es lo que más te molestará de mí?». [...]
[…] «No me hagas el amor, invéntalo para mí», [...]
[…] Alejandro, me parece perfecto que vivamos juntos, que tengamos hijos, compartir la intimidad, proyectos, incluso la rutina; pero no te prometo fidelidad, no puedo decirte que no habrá otro, porque el tiempo pasa, y las cosas suceden, buscándolas o sin buscarlas, y no sólo nos mueve la voluntad, también el deseo, no vivimos para un proyecto, porque lo inesperado ocurre, y no puedes cerrarte a ello salvo si estás dispuesto a ir aceptando que en tu vida pesen más las renuncias que las afirmaciones». [...]
[…] El consumo de productos de lujo se dispara en tiempos de crisis. [...]
[…] Ella le hablaba al oído y él sonreía, y también reía a veces con francas carcajadas, la miraba con ojos en los que, al menos en ese momento, había más diversión que deseo. [...]
[…] Envejecer nos afea, no hay vuelta de hoja, y me pregunto si será posible a pesar de todo mirarse con deseo; o si el deseo será sustituido por otro sentimiento que ahora no conozco o no identifico. [...]
[…] la gente que nos admira nos pone incómodos porque no reconoce nuestras debilidades; admirarnos es una manera de negar lo que en realidad somos. [...]
[…] Lo que necesitan es constancia, entrega, compromiso, y también deseo. [...]
[…] Para estar realmente vivo tienes que estar dispuesto a pagar un precio por lo que obtienes. [...]
[…] Si mientes, a la larga sales perdiendo. Te pierdes a ti mismo. [...]
[…] Su ascenso social ha sido una tarea de superación personal, no una persecución de la riqueza. [...]
[…] Todos somos conscientes de que no conocemos a los demás. Compartimos nuestra vida con extraños. Podemos vivir durante décadas con alguien y no saber qué siente de verdad cuando nos dice «te quiero» o cuando responde a nuestra pregunta con un «no estoy enfadada». [...]
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