Caín, José Saramago y Pilar del Río Sánchez

[…] el espíritu, cuyo deber, en principio, sería levantar una barrera contra todas las tentaciones, es siempre el primero en ceder, en izar la bandera blanca de la rendición. [...]
[…] el señor no es persona de la que uno pueda fiarse. [...]
[…] en cualquier caso no entiendo cómo van a ser bendecidos todos los pueblos del mundo sólo porque abraham obedeciera una orden estúpida, [...]
[…] Hasta hoy nadie ha conseguido comprender por qué fue castigada de esa manera, cuando es tan natural que queramos saber qué pasa a nuestras espaldas. [...]
[…] La historia de los hombres es la historia de sus desencuentros con dios, ni él nos entiende a nosotros ni nosotros lo entendemos a él. [...]
[…] Lo lógico, lo natural, lo simplemente humano hubiera sido que abraham mandara al señor a la mierda, pero no fue así. [...]
[…] no es como los hombres, a los que todo les escurre por la piel. [...]
[…] qué triste la gente sin otra finalidad en la vida que la de hacer hijos sin saber por qué ni para qué. [...]
[…] Se ve que no conoces a las mujeres, son capaces de todo, de lo mejor y de lo peor si les da por ahí, son muy señoras de despreciar una corona a cambio de ir al río a lavarle la túnica al amante o de arrasarlo todo y a todos para sentarse en un trono, [...]
[…] Tan ladrón es el que va a la viña como el que se queda vigilando al guarda, dijo caín, [...]
[…] Y qué señor es ese que ordena a un padre que mate a su propio hijo, Es el señor que tenemos, el señor de nuestros antepasados, el señor que estaba aquí cuando nacimos, Y si ese señor tuviera un hijo, también lo mandaría matar, preguntó isaac, El futuro lo dirá, Entonces el señor es capaz de todo, de lo bueno, de lo malo y de lo peor, [...]
[…] Y quién eres para poner a prueba lo que tú mismo has creado, [...]

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