Adiós a nuestro querido auto. Mi soporte emocional durante 2 años.

Recientemente vendí mi carro y sentí una mezcla de nostalgia y esperanza. Con el tiempo, uno va creando un apego especial a las cosas que compra, casi como una costra emocional que, al desprenderse, duele un poco y deja una sensación extraña. Pero también sé que este desprendimiento es por algo mejor, por mirar hacia adelante y buscar el bienestar de mi familia y de mí mismo. 

Me consuela imaginar que ahora ese carro vivirá nuevas historias, que tendrá un dueño que lo lleve a hermosas aventuras en el camino, dándole un nuevo y quizá mejor uso. Es difícil expresar lo que se siente, y tal vez para otros sea algo simple o sin importancia, pero yo sé lo que significa para mí: dejar ir para avanzar, soltar para seguir creciendo.

Comentarios