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Autocontrol (Crecimiento personal), Kelly McGonigal
[…] Imagina que alguien te ofrece 100 dólares por decirle no a tu paquete de galletas favorito. Ya no te parece tan irresistible, ¿verdad? [...]
[…] «con una fuerza de voluntad y una constitución física de hierro». [...]
[…] «No hagáis una predicción idealista de vuestra conducta, debe ser lo más realista posible». [...]
[…] 1. Cuando te den ganas de actuar en contra de tus intereses a largo plazo, redefine la elección como perderte la mejor recompensa posible a largo plazo por elegir la gratificación inmediata. 2. Imagínate que la recompensa a largo plazo ya es tuya. Imagínate disfrutando en el futuro de los frutos de tu autocontrol. 3. Después pregúntate: ¿estás dispuesto a perderla por cualquier placer pasajero que te esté tentando ahora? [...]
[…] A la evolución no le importa lo más mínimo nuestra felicidad, pero usa la promesa de alcanzarla para que sigamos esforzándonos para mantenernos vivos. [...]
[…] A veces nuestra mayor motivación no es lo que creemos o lo que pensamos que debería ser. Si estás intentando cambiar de conducta para complacer a alguien o ser la persona adecuada, procura encontrar otra «motivación» más fuerte. [...]
[…] al empezar el día dedica varios minutos a pensar en tus metas. [...]
[…] Algunas veces nos identificamos con la persona que quiere adelgazar, y otras con la que quiere comerse una galleta. Estas situaciones ponen a prueba nuestra fuerza de voluntad. [...]
[…] Aprender a lidiar mejor con el estrés es una de las cosas más importantes que puedes hacer para tener más fuerza de voluntad. [...]
[…] como la embriaguez, la falta de sueño o incluso las distracciones— inhiben la corteza prefrontal, [...]
[…] como si al estar bajo de energía, saliera la peor parte de uno. [...]
[…] Creo que la forma más eficaz para poder controlarte mejor es ver cómo y por qué pierdes el control. [...]
[…] Cualquier cosa que puedas hacer para crear una distancia entre ella, te ayudará a decirle no. [...]
[…] Cuando «nunca más» te parezca un reto insalvable, aplica la regla de los 10 minutos de retraso para empezar a tener más autocontrol. [...]
[…] Cuando conoces tus tentaciones, no tenerlas a la vista te ayuda a no claudicar. [...]
[…] Cuando descubras lo que más te motiva —lo que te da fuerza en los momentos que estás bajo de ánimo—, recuérdalo cuando más ganas tengas de rendirte. [...]
[…] Cuando deseamos el permiso para darnos un capricho, usamos cualquier vestigio de virtud para justificarlo. [...]
[…] Cuando desees cambiar de conducta, intenta reducir su variabilidad y no la propia conducta. [...]
[…] Cuando el cerebro compara la galleta para la que debe esperar 10 minutos con una recompensa a largo plazo, como adelgazar, ya no se decanta tanto por la recompensa más cercana. [...]
[…] Cuando intentes hacer un gran cambio o romper un viejo hábito, busca una forma pequeña de practicar el autocontrol que te fortalezca la fuerza de voluntad sin agobiarte demasiado. [...]
[…] cuanto más intentas apartar un pensamiento de la mente, más intenta aflorar a la conciencia. [...]
[…] Deberás elegir las batallas de tu fuerza de voluntad sabiamente. [...]
[…] Deja el despertador en la otra punta de la habitación para que tengas que levantarte de la cama para pararlo. [...]
[…] Dormir menos de lo necesario te hace vulnerable al estrés, los antojos y las tentaciones. [...]
[…] El autoconocimiento —sobre todo saber cómo la voluntad nos falla— es la base del autocontrol. [...]
[…] El cerebro deja de planear el futuro o de analizar el pasado para tomarse un descanso. [...]
[…] el cerebro, además de desear proteger tu vida, quiere proteger tu estado de ánimo. Por eso, cuando estás estresado tu mente te señala cosas que crees que te harán feliz. [...]
[…] el deseo no es bueno ni malo, lo importante es adónde dejamos que nos lleve y si tenemos o no la sabiduría para saber cuándo seguirlo. [...]
[…] El deseo no siempre nos hace sentir bien, a veces nos hace sufrir. Porque la función principal de la dopamina no es hacernos felices, sino perseguir la felicidad. [...]
[…] El estrés genera deseos y hace que al cerebro le atraigan más las tentaciones. [...]
[…] el profundo deseo de convencernos de que aquello que queremos no es tan malo después de todo. [...]
[…] El progreso es bueno, y progresar en nuestros objetivos nos hace sentir bien. [...]
[…] el rebote es más psicológico que fisiológico. Cuanto más intentamos no comer algo, más se preocupa nuestra mente por ello. [...]
[…] Este instinto se llama respuesta de estrés de lucha o huida. [...]
[…] Intentar reprimir la ansiedad también es contraproducente. [...]
[…] La actividad física de menor intensidad, como caminar, produce efectos inmediatos más fuertes que la de alta intensidad. [...]
[…] La fuerza de voluntad consiste en dominar los tres poderes (o posibilidades) de lo haré, no lo haré y quiero para alcanzar tus objetivos (y no meterte en problemas). [...]
[…] la glucosa del torrente sanguíneo para prevenir un subidón del azúcar. Con lo que uno se queda con menos energía y autocontrol, [...]
[…] La mejor forma de cambiar es encontrar gente que comparta la conducta a la que aspiras. [...]
[…] La promesa de recompensa no nos garantiza la felicidad, pero la falta de la promesa de recompensa sí que garantiza la infelicidad. [...]
[…] La realidad es que las exigencias de la vida cotidiana nos acaban agotando la fuerza de voluntad, y que es absurdo desear poseer un autocontrol perfecto. [...]
[…] La respuesta de pausa y reflexión, al contrario de la respuesta de lucha o huida, no inhibe al cerebro. [...]
[…] las investigaciones demuestran que los que procuran ser conscientes de lo que comen, acaban controlando mejor la comida y sobrealimentándose menos. [...]
[…] Las investigaciones demuestran que prever cómo y dónde desearemos romper nuestra promesa aumenta las posibilidades de cumplirla. [...]
[…] Las investigaciones revelan que las personas que más fuerza de voluntad creen tener, son las más propensas a perder el control cuando se sienten tentadas. [...]
[…] las pequeñas acciones «ecológicas» reducen el sentimiento de culpa de los consumidores y de las empresas, dándoles permiso para comportarse de un modo mucho más dañino. [...]
[…] las personas demasiado optimistas que hacen dieta, son las menos proclives a adelgazar. [...]
[…] Las personas que controlan mejor su atención, emociones y acciones son mejores prácticamente en todos los sentidos. [...]
[…] las personas que están distraídas son más propensas a sucumbir a las tentaciones. [...]
[…] Las personas que meditan con asiduidad, aparte de mejorar en estos aspectos, con el paso del tiempo adquieren una voluntad de hierro. [...]
[…] las que reprimen sus pensamientos sobre la comida son las que menos se controlan al verla. [...]
[…] Lo que los demás quieren debe de ser bueno. Lo que los demás piensan debe de ser cierto. Si no nos hemos formado aún una opinión, decidimos confiar en la de la tribu. [...]
[…] los atletas extremos traspasan lo que al resto de nosotros nos parecen los límites físicos naturales del cuerpo. Estos atletas reconocen que la primera sensación de cansancio nunca es el límite real y, si están lo suficientemente motivados, pueden superarla. [...]
[…] los campos de la psicología, el marketing y la medicina demuestran que nuestras decisiones personales están muy condicionadas por lo que los demás piensan, quieren y hacen, y por lo que creemos que quieren que hagamos. [...]
[…] Los científicos han descubierto que la actividad física es lo más parecido a un medicamento milagroso para el autocontrol. [...]
[…] los neurocientíficos llaman ahora el sistema de recompensa. [...]
[…] Los psicólogos han demostrado que nos equivocamos al prever que tendremos mucho más tiempo libre en el futuro del que tenemos hoy. [...]
[…] Mantener una buena continuidad con el yo futuro nos anima a ser la mejor versión de nosotros mismos ahora. [...]
[…] meditar a diario durante ocho semanas, los participantes eran más conscientes en la vida cotidiana y que la materia gris se había incrementado en las respectivas áreas de sus cerebros. [...]
[…] No cojas las tarjetas de crédito cuando vayas de compras y lleva encima el dinero justo que quieras gastar. [...]
[…] No confundas una acción que apoya tu meta con la propia meta. No te zafas de ésta sólo por el hecho de hacer una cosa que la apoya. Observa si enorgullecerte por una acción positiva te hace olvidar tu meta. [...]
[…] no cuando es necesario y sí cuando la situación lo requiere, necesitas una tercera facultad: la capacidad de recordar lo que de verdad quieres. [...]
[…] no es bueno para tus metas a largo plazo. [...]
[…] Nos olvidamos de los retos de hoy, creyendo que en el futuro tendremos más tiempo y energía. [...]
[…] Nota:Se corta el texto de forma extraña aqui. [...]
[…] Oír que alguien ha hecho trampas en la [...]
[…] Para hacer un cambio duradero en nuestra vida, necesitamos identificarnos con la meta, y no con el fulgor de la aureola de portarnos bien. [...]
[…] Para poder controlarte tienes que estar motivado. Esto es la fuerza del «quiero». [...]
[…] Pero con demasiada frecuencia no usamos nuestro sofisticado cerebro para tomar las decisiones más estratégicas, sino para darnos permiso para actuar de un modo más irracional. [...]
[…] Por ejemplo, las guarderías que ponen una multa a los padres que llegan tarde a recoger a sus hijos, en realidad están aumentando esta conducta. Los padres creen entonces poder comprar el derecho a retrasarse y ya no se sienten culpables. Y como la mayoría preferimos pagar una pequeña multa para hacer lo que nos es más fácil, estos programas nos dan permiso para lavarnos olímpicamente las manos. [...]
[…] Querer sentirnos mejor es un mecanismo de supervivencia intrínseco a la naturaleza humana, como el instinto de huir del peligro. [...]
[…] Recordar el «porqué» funciona, ya que cambia cómo te sientes en cuanto a la recompensa de las tentaciones. [...]
[…] responde de manera asombrosa a las experiencias. Si le pides que ejecute cálculos matemáticos a diario, los hará con una creciente soltura. Si le pides que se preocupe, se volverá un experto en ello. Si le pides que se concentre, [...]
[…] sabía que cuando estaba estresada no podía confiar en sus impulsos. [...]
[…] Schelling creía que para alcanzar nuestros objetivos, debemos limitar nuestras opciones. A esto lo llamó pre-compromiso. [...]
[…] se sintió demasiado agotada como para seguir, recordó lo mucho que quería terminar la prueba y se imaginó a los espectadores vitoreándola en la meta. [...]
[…] sentía que podía darse el lujo de comer un poco más los días que hacía ejercicio. [...]
[…] sentirnos mal nos conducen a sucumbir a una tentación. [...]
[…] Si creemos que nos asegurará con más firmeza un lugar en la tribu que más queremos, puede que deseemos abandonar nuestros vicios y cultivar virtudes nuevas. [...]
[…] si esperamos fracasar en cada meta, nos rendiremos antes de empezar. Pero si usamos nuestras expectativas positivas para justificar nuestra inactividad presente, ni siquiera necesitaremos fijarnos metas. [...]
[…] si nunca tienes tiempo ni energía para un reto que te exige fuerza de voluntad, enfréntate a él en el momento del día en que más fuerte te sientas. [...]
[…] Si recordamos la rata de Olds y Milner presionando la palanquita, encontraremos la suficiente lucidez en los momentos de tentación para no creernos la gran mentira que nos cuenta el cerebro. [...]
[…] Si te dices que estás demasiado cansado o que no tienes tiempo para hacer ejercicio, empieza a verlo como algo que te aumenta la energía y la fuerza de voluntad en lugar de quitártelas. [...]
[…] Si tu cerebro y tu cuerpo necesitan hacer una pausa y cavilar, significa que estás ejercitando el músculo metafórico del autocontrol. [...]
[…] sin promesa de recompensa, estaremos desmotivados. [...]
[…] Tendemos a dar crédito a las dudas y la autocensura, pero escuchar esta voz en tu cabeza nunca te acerca más a tus metas. En su lugar, intenta adoptar el punto de vista de un mentor o buen amigo que cree en ti, quiere lo mejor para ti, y te anima cuando estás desalentado. [...]
[…] tienes que tomar una decisión: ceder al deseo, o encontrar la fuerza interior para controlarte. [...]
[…] Tomamos lo que queremos cuando queremos (ahora) y dejamos para mañana lo que no queremos afrontar hoy. [...]
[…] triunfar en una no significaba poder excederse en la otra. [...]
[…] Tu parte racional te fija un curso de acción para que lo sigas, pero tu parte que sufre tentaciones decide cambiar el curso en el último momento. [...]
[…] tus decisiones están motivadas por tus objetivos a largo plazo [...]
[…] Un estudio descubrió que jugando a un videojuego se liberaba tanta dopamina como si se tomaran anfetaminas, y este subidón de dopamina es lo que causa que los ordenadores y los videojuegos sean tan adictivos. [...]
[…] Un optimismo poco realista nos hace sentir bien en el momento, pero nos aboca a sentirnos mucho peor más tarde. La decisión de cambiar es la máxima gratificación instantánea que existe, nos hace sentir bien antes de haber hecho nada. [...]
[…] Un plan mejor es asegurarte de que el cuerpo esté bien alimentado con productos que te aportan una energía duradera. [...]
[…] Vivimos en un mundo de tecnología, anuncios y oportunidades a todas horas para hacernos estar deseando cosas constantemente que pocas veces nos satisfacen. [...]
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